Thursday, July 4, 2013

Capítulo 16 - El lado B de la vida

El diario de Mia

Capítulo 16

El lado B de la vida


Han pasado algunos años, soy una mujer plena en muchos aspectos, tengo un buen esposo que me ama y me hace feliz, manejo una empresa de éxito que me ha dado muchas satisfacciones, tengo a mi familia, que es maravillosa. Pero aun así siento que hay algo que deseo con todo mi corazón y que no he podido lograr, y que hace ya tres años que echo de menos. El ser madre.

Durante los primeros dos años de nuestro matrimonio Ethan y yo vivimos muy a gusto en el apartamento que Christian nos regaló en el Four Seasons. Hace tres años compramos una hermosa casa en Rainier Valley con vistas al lago, pensando en ampliar nuestra familia. Queríamos ver la casa llena de niños muy pronto. Así como lo han hecho mis hermanos. Ellos tienen dos hijos cada uno, y se llevan muy poco tiempo entre sí, así que son permanentemente compañeros de juegos.

Pero nuestra casa sigue vacía. No se escuchan risas infantiles, no hay ruidos de pequeños pasos, no hay quien nos levante en las madrugadas porque tiene hambre. Solo silencio, y ese silencio me está matando.

Desde hace algún tiempo, por recomendación e insistencia tanto de mi madre como de Christian, estamos asistiendo a terapia psicológica con el Dr.
Flynn, que además es el socio de mi esposo, juntos han fundado un centro de rehabilitación para personas con problemas mentales. Este impase ha sido muy difícil de superar, creo que ha sido una gran prueba para nuestro matrimonio y nuestro amor.

Desde jovencita supe que tener hijos no iba a ser fácil para mí, desde que tenía 14 años estuve tomando píldoras anticonceptivas para ayudarme a regular mis periodos menstruales, a causa de mis ovarios poli-quísticos. Hemos pasado por unas cuantas series de inseminaciones artificiales, las cuales han sido infructuosas. Incluso hemos llegado a pensar en la opción de un vientre de alquiler. Aun así, no ha sido una situación fácil de sobrellevar.

Esta noche van a venir todos a cenar a casa. Hace algún tiempo no estamos todos juntos, no he estado de humor, y más si estoy rodeada de niños, no es fácil tener que convivir con ellos cuando lo que más deseas es tener uno que sea tuyo y del hombre que amas. Adoro a mis sobrinos, sobre todo a Ava, ella y yo tenemos una conexión muy especial, de alguna forma esa niña se parece mucho a mí, siempre que nos vemos no se despega de mi lado, simplemente le gusta estar conmigo, algunas veces quiere que la traigan a casa solo para acostarse un rato con nosotros, lo bueno es que no viven muy lejos de nuestra casa, ellos viven en Mercer Island. Algunas veces me sorprende con cosas como ‘Tía vamos a maquillarnos’ o ‘píntame las uñas’, o me busca para que a escondidas de sus padres le dé un pedacito de chocolate o una galleta. Siempre procuro tener ambos en casa, porque sé que en algún momento mi Ava va a llegar a pedírmelos.

Ethan llega temprano del trabajo, hoy particularmente no trae muy buena cara, se ve muy cansado. Se nota que ha sido un día pesado en la oficina. Desde que comenzó a trabajar en el proyecto del centro de rehabilitación Ethan cada vez ha ido asumiendo más funciones, más responsabilidades y más compromisos. Pero también más satisfacciones y más reconocimiento, no por ser hijo de quien es, él ha trabajado con mucho ahínco para labrarse su propio nombre.

“Hola corazón, pareces cansado.”

“Hola Princesa, lo estoy. Hoy tuve la agenda llena, y aunque no es un trabajo físico es agotador, pero estoy tan contento. Me gusta mucho lo que hago, es lo que siempre quise hacer.”

“¿Quieres un masaje en la espalda?”

“Lo que realmente quisiera es que nos metiéramos en el jacuzzi juntos y no salir de ahí en un buen rato, pero si mal no recuerdo hoy viene la tropa loca a cenar.”

“En efecto,” Le digo casi resignada. A mí también me gusta la idea de ponernos en remojo un rato. “La cena ya está lista en el calienta platos y la mesa puesta, solo faltan que lleguen todos.”

“¿Van a venir los niños también?” Pregunta mientras masajea sus sienes con las puntas de sus dedos.

“No, según Kate hoy es noche de adultos, cualquier cosa que eso signifique.”

Busca algo en el bolsillo interior de su chaqueta y me lo pasa cubriéndolo con su mano. “Vi esto y me acorde de ti.”

Y descubro entre sus manos una tableta de chocolate ‘godiva’, ¿porque algo tan simple me hace sentir como la mujer más especial de todo el mundo?

“Oh Ethan, siempre tan detallista.” Y me acerco a él rodeando su cuello con mis brazos, entonces le doy un sonoro beso en la boca, lo que lo hace sonreír.

“Solo es un chocolate Princesa.” Oh Ethan.

“Es mucho más que eso.” Y nos besamos de nuevo, esta vez un beso más largo y profundo.

“Por mucho que me gustaría besarte toda la noche Princesa, tu familia llegará pronto y quiero darme una ducha antes de que lleguen. Necesito relajarme un rato.” Diciendo esto sale de la cocina con dirección a la escalera.

Salgo a paso apresurado detrás de él, tengo mis propias ideas. Mmm.

“Te acompaño, tengo algunas ideas para aliviar ese estrés.”

“Princesa, eres incorregible.” Y así, tomados de la mano subimos la escalera hacia nuestro baño.

~~~

Ethan


Muchas cosas han resultado exactamente como las tenía planeadas, otras sin duda han superado mis expectativas. Otras por el contrario no han dejado de ser quimeras lastimando mi alma.

Mia es una mujer vibrante, única. Pero ahora se ha convertido en un pálido reflejo de lo que era. Ya no es esa chica alegre que siempre tenía una sonrisa en los labios, ahora se enoja fácilmente, está irritable, llorosa. Hay días que ni siquiera duerme, y ni hablar de la comida, ella siempre ha sido delgada, pero ahora quisiera que subiera unos cuantos kilos, la veo como consumiéndose frente a mis ojos y eso me mata de angustia. Y lo peor es que se cuál es el motivo que la tiene así y es algo que lamentablemente aunque quiero, no he podido darle. Hijos.

Es muy frustrante para mí como psicólogo ver a mi esposa en ese estado y no poder ayudarle, incluso hemos estado yendo como pareja, y también en solitario a sesiones con John Flynn, que por cierto se ha convertido en mi socio en la aventura de un centro de rehabilitación para personas con problemas que enfoca su recuperación en nuevas opciones terapéuticas, no tanto en medicamentos y formulas. He intentado de todo con ella y nada parece funcionar, me la he llevado de vacaciones, tenemos una casa preciosa, intento ser el esposo que ella se merece, siempre la estoy cuidando y consintiendo, y aun así nada de eso es suficiente.

Tener hijos se ha convertido en una verdadera obsesión para ella y siento que se me está escapando como agua entre los dedos, ya no sé qué más debo hacer para ayudarla.

Carrick me ha dicho que está pasando por una etapa muy parecida a lo que vivió Grace cuando se enteró que no podían tener hijos, aquí la diferencia es que los médicos nos han dicho que si se puede, pero lamentablemente no lo hemos conseguido a pesar de varios intentos con la inseminación artificial. Pero Mia no quiere dar el siguiente paso y que pensemos en otras opciones como un vientre de alquiler o en la adopción, porque está empeñada en que tiene que ser ella quien lleve a nuestro hijo en su vientre, y ¿ante eso que puedo hacer? ¿Cómo ayudas a una persona que no quiere que la ayuden?

Si yo amara a Mia un poco menos de lo que lo hago hace tiempo habría pensado en tirar la toalla, pero esa no es la opción que quiero tomar, la amo demasiado para vivir sin ella, pero Dios, odio verla así.

Hay días que quiero salir corriendo y no mirar atrás, días en que quiero mandar todo a la mismísima mierda y no volver a pisar Seattle nunca, pero en medio de mi desesperación jamás he renegado del día en que conocí a mi dulce niña. Mia es mi Princesa, siempre lo ha sido y siempre lo será, no hay nadie por encima de ella en mi corazón, nadie puede quitarle su lugar, nadie puede llenar el espacio que ella llena y hacerme sentir de la forma en que ella lo hace. Nadie puede compararse a Mia Grey.

He estado hablando largo y tendido con los padres y los hermanos de Mia, y ellos entienden mi situación y son solidarios con nosotros, además que valoran el hecho de que en ningún momento he querido tirar la toalla. Christian incluso ha propuesto enviar a Mia al lugar del mundo que ella quiera con tal de que vuelva relajada y lista para seguir con su vida, pero no, ella se niega porque dice que tiene que seguir con sus inyecciones de hormonas para estimular la ovulación o tiene alguna cita médica pendiente. Vaya, creo que hasta hemos visitado todos los chamanes que hay en el país, he tomado medicamentos alopáticos, homeopáticos, tés, brebajes y hasta mejunjes, todo pensando en hacerla feliz y nada.

Lo único que pido, lo que más quiero es que Mia sea feliz, recorrería el país de rodillas sin pensarlo si eso la hiciera feliz. Así que he tomado la decisión de llevar esto a otro nivel, le he pedido a la familia de mi esposa que esta noche se reúnan con nosotros en casa con la excusa de una cena familiar y haremos una intervención. Espero que esto de resultado porque si no estoy seguro que voy a terminar volviéndome loco de desesperación, espero que Mia lo tome a bien, porque conociéndola es capaz de dejarnos hablando solos en la sala, tomar el coche y salir pitando a solo Dios sabe dónde, es aterrador, tengo miedo de que se enoje, pero más miedo tengo de que se gaste como una vela que se consume lentamente.

Paso mis días ayudando a la gente a resolver sus problemas y lo irónico es que no logro solucionar los que tengo en casa, y tengo que aguantar todo esto, seguir inmune ante el dolor y levantar la cabeza por mí y por mi esposa y seguir este camino que elegimos seguir juntos. Es la única opción que tengo, seguir adelante. Renunciar no es una opción, solo espero que este intento desesperado funcione, si no, no tengo idea cual será mi siguiente paso.

Ahora, no todos los aspectos de nuestro matrimonio son malos. Mia es una excelente compañera y una mejor amante. El sexo entre nosotros siempre ha sido bueno, y hoy no ha sido la excepción, ella se hizo cargo mientras nos duchábamos y fue grandioso, sentirla envolviéndome mientras me aprieta y grita mi nombre es la mejor sensación que hay en el mundo, amo a esa mujer con todo incluso con sus sombras, amo todo lo que ella tiene para ofrecer, porque cuando ella decide entregarse entera puedo darle mi mundo completo, cuando ella me da todo de si le entrego eso y más. Porque Mia aun en su tristeza no hace nada a medias, ella se juega el todo por el todo, esa es la manera Grey de hacer las cosas.

Mia también es una excelente empresaria, ha hecho funcionar un negocio de mucho éxito y pronto incursionará en el difícil mercado de la comida congelada, vendiendo sus recetas en esa presentación, haciéndolas accesibles a todo el público, no solo a los privilegiados que asisten a los eventos en que la contratan.

A las siete y media en punto comienzan a llegar nuestros invitados, como siempre Christian y Ana son los primeros en llegar, seguidos de mis suegros. Por último y como siempre corriendo, arriban mi hermana y su esposo Elliot.

Nos sentamos todos en la mesa para disfrutar del excelente platillo de mar y tierra que nuestra ama de llaves ha preparado bajo las estrictas instrucciones de mi esposa, no hace falta decir que está realmente exquisito, todos se han comido hasta las migajas. Después del postre pasamos a la sala y buscamos la manera de empezar con esto que no es agradable.

~~~

Mia

Hemos tomado una maravillosa cena, la verdad es que nuestra ama de llaves es estupenda en la cocina, sabe lo que se hace, y es capaz de hacer que una exquisita receta sea totalmente inolvidable. Han estado todos más que encantados con la cena y el postre.

Ahora nos sentamos todos en la sala, hacía tanto que no estábamos todos reunidos, así, relajados, sin los niños, porque aunque todos adoran a sus hijos hay que admitir que los cuatro tienen una cara de alivio … Ojalá pudiera sentir yo ese alivio, significaría que tengo unos retoños…
Durante la cena la charla ha sido normal, un poco de todo, los niños, los negocios… Nada especial. Ana y Christian siguen tan enamorados como siempre, solo hay que mirar sus caras, son capaces de perderse en sus propias miradas. Christian parece más relajado y calmado con Ana, supongo que con el trabajo que dan sus dos hijos, atender a Empresas Grey, los viajes no tiene mucho tiempo más, aunque creo que la verdadera razón es que Ana ha conseguido domesticarlo y hacerle entender que para ella no existe ni existirá nada más. Además, con Hyde fuera de circulación las cosas andan más calmadas y ella también ha accedido ha llevar guardaespaldas permanentemente, lo que supongo que también es un alivio para Christian.

Kate y Elliot parecen en su propio mundo. Como siempre, parece que la devoción que sienten el uno por el otro no pueda jamás desaparecer. Beben el aire que respira el uno del otro. Y sus dos hijos son el reflejo de ese amor, cariñosos, atentos, con lazos familiares férreos. Comparten muchas horas con Ana y Christian, porque los niños se llevan muy bien y quieren estar juntos todo el tiempo. Y Kate y Christian parecen haber mejorado su relación, Kate parece que ya no piensa que tiene que proteger a Ana de mi hermano, y por su lado Christian ya no ve a mi cuñada como su enemiga.

Y de pronto presto atención a la conversación y salgo de mi ensoñación. De qué demonios están hablando? Qué han dicho de mi y de otras vías? Por que me parece que esto es una encerrona.

“Perdonad, ¿pero estáis hablando de mi?” Pregunto sin más… para qué dar rodeos.

“Si, Princesa, o mejor dicho, estamos hablando de nosotros y nuestra situación,” me contesta Ethan con esa tímida sonrisa que sólo él sabe poner para aplacarme.

“Pues rebobinad la conversación y empecemos de nuevo… creo que si es algo que me afecta tendré algo que decir al respecto, ¿no creéis?” Intento parecer tranquila, pero no lo consigo del todo, creo saber de qué va todo esto y no me gusta.

“Mia, todos saben como están las cosas con el tema de los niños, saben todo lo que hemos estado pasando y como está la situación. Nuestras sesiones con Flynn nos han ido bien, pero sabes tan bien como yo que nada de eso realmente funciona. Tus hermanos, tus padres, y yo, estamos muy preocupados. Has cambiado Mia, no eres la misma, aunque te adoro y eres mi vida, no eres la chica de la que me enamoré, no...” y no puede seguir hablando, veo como le embarga una emoción fuerte que cierra por completo su garganta.

“Oh, Ethan! ¿Qué pasa?” Me levanto, pero interviene Christian.

“Mia, Ethan y nosotros, queremos que veas lo que nosotros vemos en ti. Aunque sigues siendo mi hermana favorita, la niña de la familia y el amor de Ethan, nuestra Mia, esa picara, divertida, espontánea, ha desaparecido… Poco a poco se ha ido consumiendo, junto con tu cuerpo. No nos entiendas mal, sigues siendo nuestra favorita, pero te falta esa chispa, ese fuego que te hacía única y diferente…” En ese punto le interrumpo a qué viene todo esto. Qué está pasando aquí!!

“¿Queréis explicarme qué pasa aquí?” intento contener mi furia, que no es más que miedo, miedo porque en el fondo sé a dónde quieren ir a parar

“Mia,” esta vez habla Elliot, “hermana. Sabemos que desde siempre has querido ser madre, Christian y yo te hemos visto cuidar de tus muñecos desde muy pequeña, así que somos conscientes del deseo de ser madre que tienes. Pero la vida a veces no transcurre como uno quiere… Nos pone trabas para probar nuestros límites.” PARA, para!!

“Me estáis asustando con tantos rodeos,” mi voz ya no es dulce, creo que a todos les ha quedado claro cuales son mis sentimientos actuales

“Mia, lo que queremos decirte es que has cambiado mucho por no poder ser madre, no solo físicamente, sino psicológicamente, y esos cambios nos preocupan. No sabemos donde van a ir a parar,” Interviene Ana muy calmada, como es habitual en ella. “Ethan está, más que el resto, preocupado, piensa que te estás consumiendo poco a poco, tu aspecto físico no es el que era, pero tu has perdido la chispa”

“¿Y qué esperáis? Sabéis que siempre he querido tener hijos, vosotros habéis tenido dos cada uno, y yo sigo igual. No me digáis que debería estar contenta con un matrimonio amoroso, ni con nuestros éxitos comerciales y de negocios. Eso me llena, pero no es mi vida. Por favor, no intentéis lo que llevamos años hablando, lo que Flynn ha intentado durante meses. Lo que Ethan y yo llevamos hablando años. Así son las cosas. No quiero seguir y seguir hablando de lo mismo por más tiempo,” intento atajar la situación.

“No Mia, escucha, no vamos a seguir intentando convencerte de algo que sabemos que es imposible que aceptes. Queremos hablar de la situación tal cual es y que entre todos encontremos una solución. No puedes seguir así. No soporto, no soportamos, ver como te apagas. No puedo vivir sin ti, no puedo…” y las lágrimas asoman a sus ojos

No soporto verlo así, pero no sé a qué se refieren, no sé a qué viene todo esto. Sigo siendo yo, más mayor, eso si, con más preocupaciones, con cargas de negocios, pero soy yo.

“No entiendo. No Ethan, por favor, no te pongas así. No sé a qué viene todo esto. No entiendo. Sigo siendo yo. Tu Princesa.”

“Mia,” esta vez es Kate quien empieza. “Sabes que yo no me ando con rodeos, así que voy a ir al grano. Mia, no puedes seguir así, estás desmejorada físicamente, te faltan algunos kilitos, ya no luces la figura de infarto que solías, tienes ojeras perpetuas, no te cuidas tanto, a no ser que tengas una reunión importante. Te has dejado en pocas palabras” Dios mío, ¿qué es esto? Pero ahí no se detiene. “Eso es preocupante, pero lo es más que ya no seas esa persona alegre, con una sonrisa perpetua en los labios, siempre dispuesta, siempre la primera en emprender una nueva aventura, la animadora de la familia, la que nos hace reír, que nos llena de energía… En resumen, que estés dejando de ser tú y estés entrando en alguna espiral de autocompasión que irremediablemente te lleve a una depresión.”

“¡Parad el carro! ¡No entiendo! Sigo siendo yo, por el amor de Dios. Ethan, apóyame en esto,” mi voz es casi un susurro, un ruego…

“No, Mia, esta vez no podemos pararlo. Hemos estado todos hablando, con tus padres también, hasta con Flynn, y no estás bien, y todos sabemos el por qué, lo que no entendemos es que te castigues de esa manera.” Continúa Ethan.

Me estoy empezando a asustar. ¿Me han reunido como un ultimátum? ¿Qué quieren decirme? ¿Ethan quiere dejarme? No, Dios, eso no, no lo soportaría.

“Princesa, te adoro, te amo, venero cada segundo que paso a tu lado y bendigo el día que nos conocimos. Le doy gracias cada día a Dios porque Ana conociera a Christian y así yo te encontrara. Jamás me he planteado ni me plantearé dejarte, abandonarte, tirar la toalla,” parece que Ethan ha leído mis pensamientos. “Pero Mia, necesito que vuelvas, y así no podemos seguir. No acabo de entender porque te aferras a la idea de que solo llevando a un niño en tu vientre será madre, porque tú sabes que no es así. No por parir te conviertes en madre. Más que tu y tu familia no hay nadie que pueda entenderlo, ¿verdad?”

“¿A dónde queréis ir a parar? ¡Ya está bien! Me estáis acorralando. Sabéis lo duro que es este tema para mí,” mi voz cada vez es más chillona.

“Mia, queremos que entiendas que si realmente quieres ser madre, tener hijos, cuidar de ellos, consentirlos, educarlos, sentirlos… debería plantearte de una vez por todas el buscar un vientre de alquiler. No planteamos otras alternativas que no sean con vuestra genética, porque sabemos que te negarías de pleno,” empieza Christian en su estilo dejémonos de tonterías. “Mia, te mueres por ser madre, y el que nosotros tengamos nuestros hijos te está matando. Has dejado la alegría atrás, y ya no la recuperarás. Elliot, tú y yo fuimos adoptados. Cada uno de nosotros por una circunstancia diferente, pero quienes nos han criado no eran nuestros padres biológicos, no fue quien nos dio a luz quien nos crió, y sin embargo creo que el cariño que nos dieron no puede ser menos que si fuéramos naturalmente suyos. Tú lo sabes, no es la primera vez que hablamos de esto. ¿Por qué entonces te niegas a darle esa oportunidad a otro niño? ¿Por qué ni siquiera te planteas un vientre de alquiler? De verdad Mia no lo entiendo. Y si soy sincero estoy muy preocupado por tu salud mental y por la de Ethan, no hay día que no le vea mirarte con pavor en sus ojos.”

“Christian, tu no lo entiendes, no todo es blanco o negro,” intento defenderme. Pero lo que ha dicho de Ethan me sorprende y me asusta. No me había planteado que las cosas estuvieran así, creo que me he encerrado tanto en mi mundo que no he sido capaz de ver más allá de mi problema. Pero empiezo a abrir los ojos… no solo es MI problema… aquí somos dos… quiero decir algo, pero las palabras se niegan a salir de mi garganta.

“¿Qué es lo que no entiendo? ¿Qué es lo que es tan difícil de entender Mia? Explícanoslo por favor,” ahí sale la vena controladora y dominante de Christian

“Bueno… yo… es que…” cómo explicarles que precisamente es por eso, por mis amorosos padres, por mi procedencia, por mi pasado, por lo que significa, el por qué no quiero que ningún hijo mío pase por eso, el por qué esa necesidad imperiosa de ser madre, de llevar a mi bebé en el vientre, el pasar por todo el proceso… ¿cómo explicarles eso si ni yo misma lo entiendo?

“Mia, solo queremos que te des cuenta de la situación real, de que esto te está afectando a todos los niveles, y que no solo es cosa tuya, todos estamos en esto, a todos nos afecta. A cada uno de una manera, pero todos lo estamos sufriendo y no queremos ver cómo te autodestruyes,” Ana resume lo que todos están pensando.

“Yo… no sé… siempre he pensado que si tenía hijos debía pasar por el parto, por los nueve meses de embarazo, con todas sus consecuencias, y criar a esos hijos. No sé, quizás como demostración de que las cosas no pueden ser como fueron para nosotros, de que la vida es más que esos pozos de donde salimos. Que yo podía darle carpetazo a un pasado que siempre me ha torturado…” ¿Dios, cómo hemos llegado a esto? ¿Qué estoy diciendo? ¡Estoy siendo vulnerable!

“Mia, tranquila, estamos en familia, sabes que estamos contigo, y que Christian y yo también hemos pasado por esto,” Elliot me anima a seguir.

“Yo… yo… yo… Me sentiría como traicionada… no sé como explicarlo. No sé por dónde empezar. Pero veo lo qué está pasando, estoy empezando a comprender lo que vosotros veis, ¡y también me asusta!” no puedo decir más.

“Aquí estamos, somos tu familia, para apoyarte siempre, para alumbrarte, para estar a tu lado, para intentar que veas las cosas,” Christian me mira con su ojos grises nublados. Creo que una emoción intensa está recorriendo su cuerpo, pero sigue resultándole difícil expresarlos en voz alta, por lo que esa mirada es más de lo que podría pensar.

“Bien Mia, haremos una cosa si quieres… por el momento dejaremos esta sesión en este punto, podemos seguir todos juntos hablando de cosas más banales, podemos abrir esa botella de Pinord que tanto te gusta e incluso jugar a algo entretenido como un Trivial o más atrevido como un Wii-Sports,” me ofrece Ethan conciliadoramente. Es su manera de relajar el ambiente y darme espacio y tiempo para que razone lo que ha pasado. Sé que luego hablaremos él y yo de esto y que no podré escaparme, pero por el momento me parece bien, quiero disfrutar de mis hermanos.

“¡Me parece muy buena idea! Voy por las copas, los demás preparar la mesa, Ethan abre el vino, cuando vuelva quiero que hayáis decidido a qué vamos a jugar” Y salgo decidida hacia la cocina. La verdad es que por primera vez en meses me siento diferente, creo que algo está cambiando, creo que las cosas mejorarán…

~~~

Cuando ya todos se han ido, ya hemos recogido, nos hemos cambiado y no tumbamos en la cama, empieza el momento de hablar. Pero aun no puedo, aun no, necesito un tiempo para ordenar mis ideas

“Ethan, sé que tenemos que hablar, lo sé, pero aun no puedo, necesito tiempo, espacio, aclararme… necesito…” ¿qué necesito?

“Lo sé Princesa, lo sé… necesitas tiempo y espacio. Creo que ha llegado el momento de que aceptes ese viaje que Christian hace meses te ofrece. Sola, a dónde quieras, para pensar, para relajarte, para ver dónde te encuentras, no crees,” y eso resume su amor por mi, así es Ethan, siempre pensando en mi…

“Si, Ethan, creo que tienes razón. Por la mañana hablaré con él. Creo que no necesito irme muy lejos, algún Spa o Refugio cerca de Seattle. Solo unos días…” intento ser cautelosa, no quiero que sienta que le abandone.

“Mia, lo que haga falta,” y no puedo resistirme, me tiro a sus brazos y planto el beso más intenso que creo que jamás nos hemos dado en sus labios, creo que ese beso encierra todos los sentimientos, todas las emociones, todas las dudas… todo lo que ha estado encerrado tanto tiempo y que parece que por fin verá la luz.

Y a partir de aquí la cordura nos abandona, dejamos de ser nosotros, somos una maraña de besos, brazos, abrazos, piernas y ropa que cae. Quiero darme entera a él, más de lo que nunca he hecho, más de lo que se pueda imaginar.
Con cada uno de nuestros besos arrancamos la pasión contenida durante meses, no hemos dejado de ser una pareja fogosa, pero cada vez ha sido más distante, y ahora estamos recuperando el tiempo perdido. Recorro su cuerpo con las yemas de mis dedos, luego con mis besos y mi lengua, hasta que me centro en su punto de placer, donde me entretengo, quiero que sienta lo que yo estoy sintiendo, quiero darle las gracias por luchar por mi, por no abandonarme, quiero que sienta lo que quiero transmitirle, y creo que lo estoy consiguiendo porque de pronto me detiene y me mira con ojos de deseo, deseo que compartimos, y entra en mi, con una fuerza, con desesperación, queriendo fundirse en mi. Ambos llegamos al clímax juntos. Es como una descarga, como llegar a la cima del Everest después de haber luchado contra los elementos, como liberarse de unas cadenas. Juntos rompemos ese maleficio que pendía sobre nosotros. Y caemos extasiados sobre las sábanas. Abrazados. Incapaces de separarnos. Y nos dormimos en un sueño relajado, por fin, en un sueño reparador.

~~~

Mi hermano me regaló una estancia en el mejor spa cerca de Seattle que pueda existir. Una mansión, porque no tiene otro nombre, totalmente equipada para el relax y la meditación. He pasado 4 días increíblemente relajados allí. He podido meditar, pensar, y profundizar. Y ahora por fin vuelvo en brazos de mi amado

“Bienvenida Princesa,” me susurra Ethan mientras me abraza.

“Ethan! Me moría por verte,” unas lágrimas empiezan a resbalar por mis mejillas.

“Vamos princesa, no llores, sabes que no soporto verte llorar… Vamos a casa.”

Al llegar a casa lo encuentro todo como siempre, pero tan distinto a la vez. Ethan quiere que me relaje, que deje la maleta y me tome una copa de vino a su lado mirando el paisaje hasta que tenga ganas de hablar, pero esos no son mis planes. Me muero por contarle.

“¡Ethan! ¡Déjate de calma, paz y relax! ¿De dónde te piensas qué vengo?” exclamo excitada.

“¡Princesa! ¿Eres tú? ¡No puedo creerlo!” Veo su cara de sorpresa. Creo que hasta yo estoy sorprendida, aunque era previsible

“Escucha y calla… dame esa copa de vino, sentémonos en el porche. Tenemos mucho de que hablar” y sin más me dirijo a hacia las tumbonas y espero que mi amado esposo cumpla con lo prometido.

Y así lo hacemos… me tumbo y espero a que Ethan me traiga el vino mientras admiro las vistas. Creo que por fin empiezo a estar en paz conmigo misma, pero estoy nerviosa, necesito hablar con él… necesito contarle… necesito que el me de su aprobación…

“Ethan, estos días me han ayudado mucho, bueno, a ser sinceros, debo agradecerte la encerrona con mis hermanos, creo que ese momento fue el que me empezó a abrir los ojos,… estos días simplemente me han permitido madurar la idea, ser capaz de centrarme y darle forma a mis pensamientos… aunque queda mucho camino por recorrer, creo que por fin estoy en el buen camino, pero te necesito a mi lado. Necesito saber que estamos bien tu y yo, que las cosas no cambian entre nosotros, que siempre estarás conmigo, que me apoyarás…” no puedo seguir…

“¡Mia! ¿Cómo puedes pensar que no sería así? No sabes que te adoro, ¡que eres mi vida! Y lo que estoy viendo es que mi princesa está volviendo… ¡y eso no sabes cuánto me anima! Pero vamos, explícame, no me dejes más con la intriga,” veo en los ojos de Ethan una emoción que creo no veía hace mucho tiempo, ilusión.

“Bien… creo que teníais razón. Creo que me he encerrado en mi propio mundo y he hecho de este problema mi propio y único problema dejándote fuera. He sido egoísta porque no he querido escuchar lo que tenias que decir. Pero sobretodo he sido egoísta porque le he estado negando a un niño la posibilidad de existir solo por mi cabezonería. Ahora me doy cuenta de que solo podía pensar que no podía ser fer feliz si no daba a luz, que ese hijo no sería mío ni me querría si no pasaba por todo un embarazo, porque mi madre me abandonó, porque no me quería, porque era demasiado joven para poder tenerme. Pero ahora lo veo claro, no entiendo por que me ha costado tanto, no importa de donde venga mi hijo… siempre será MI HIJO,” intento explicarme de una manera precipitada… espero que me esté entendiendo.

“¿De verdad estás diciéndome eso? ¿De verdad has cambiado de idea?” Ethan no puede casi contener su alegría, aunque hace verdaderos esfuerzos…

“Si Ethan, te estoy diciendo que quiero ser madre, y que por fin he entendido que SER madre no es parir… por lo que si tu estás de acuerdo podemos empezar a buscar un vientre de alquiler.” Ya está, ya lo he dicho. ¡Ahhh! Qué alivio… ahora a esperar su reacción

Pero no dice nada, se queda por unos instantes totalmente quieto... hasta que de pronto salta se su tumbona para caer encima mío y atraparme con su cuerpo. Besándome, besándome sin parar… poco a poco empezamos a desnudarnos y nos dejamos llevar por la pasión!

Cuando todo termina nos damos realmente cuenta de que estamos en el jardín, ¡en nuestro porche! Esperemos que nadie nos haya visto…

~~~

Han pasado casi diez meses… y nuestro sueño está a punto de hacerse realidad… en cuanto tomamos la decisión no tardamos en ponernos en marcha, como siempre mi omnipresente y eficiente hermano Christian nos puso en contacto con la mejor agencia del país. Y en menos de lo que esperábamos encontramos a la madre ideal. Como ya estábamos con nuestro tratamiento de fertilidad y teníamos óvulo y espera reservado, las cosas fueron increíblemente rápidas, y tuvimos la suerte de que las cosas funcionaran a la primera.

Le hemos dado a la madre los mejores cuidados posibles. Y como casualmente vive en Seattle hemos podido seguir el embarazo más allá de las revisiones. E incluso ha estado viviendo por temporadas en nuestra casa.

Y aquí estamos… a una semana de convertirnos en padres. Todo está más que preparado, la familia está avisada y estamos todos nerviosos y con ganas.

Ethan y yo hemos vuelto a ser los que éramos. Realmente ha sido un alivio para mí el llegar a esta decisión. Y Flynn ha sido de gran ayuda. Ha estado a nuestro lado, y sobretodo al mío, durante todo el proceso. Hemos profundizado mucho en mis demonios, en lo que me llevó a encerrarme tanto, en mi nacimiento, y mi adopción, y creo que por fin estoy en paz, por fin he hecho las paces con mi madre y he podido avanzar.

Me siento bien. Vuelvo a reírme como nunca, a ser vital, a divertirme, a tener ganas de improvisar.

Mi negocio de los congelados está funcionando muy bien. Y el centro de rehabilitación de Ethan y Flynn va viento en popa…

Nuestra familia sigue siendo tan amorosa como siempre, todos a una… y mis hermanos está felices de que por fin me haya liberado de mi pesada piedra.

No nos falta nada…

Vivo en un sueño…

~~~

¡Y por fin ha llegado el día! No puedo creérmelo.

Vamos corriendo al Hospital donde ingresan a Cyntia para que de a luz. Quiere tener un parto natural con epidural, y el ginecólogo dice que no hay ningún problema… aunque no puede prometer nada con este tipo de partos…

Nos permiten entrar al paritorio… el milagro de la vida a punto de llevarse a cabo. No puedo aguantarme de tanta emoción, y de pronto allí están… Primero llega Paul, gordote, sano, con un buen llanto, y le sigue Neil, algo más menudito, pero creo que gana a su hermano, ¡en pulmones!

¡Ya está! ¡Ya está hecho! POR FIN SOMOS UNA FAMILIA. No puedo evitarlo, salto de la felicidad.

No sé cómo me encuentro en brazos de Ethan, sollozando sin parar, cada uno sosteniendo a uno de nuestros hijos, ¡madre mía! Nuestros hijos, en brazos.

Cyntia se encuentra perfectamente cuando nos despedimos de ella en el hospital.

Es el momento de llevarnos a nuestros retoños a casa… a su hogar… todas las revisiones están pasadas, todo está perfecto.

En casa nos espera toda la familia. Mis hermanos con sus esposas e hijos, mis padres que están encantados de ser abuelos, los padres de Ethan que no pueden casi ni contener las lágrimas. Qué gran recepción.

Acostamos a los niños en sus camitas, por el momento compartirán habitación, nos ha parecido lo mejor para ellos, y para nosotros. Y nos dirigimos al porche a reunirnos con toda la familia.

Cuando por fin nos sentamos, nos calmamos y la conversación empieza a ser más normal. Llega el momento de brindar. Así que doy unos ligeros toquecitos al cristal, levanto mi compa y con voz contenida digo:

“Familia, gracias por estar aquí hoy, sois parte importante de que este día haya llegado, gracias por vuestro apoyo, por vuestra comprensión, por animarme, por intentar que reaccionara y por vuestra ayuda. Creo que este momento es posible gracias a todos. Paul y Neil están tranquilamente durmiendo en su nuevo hogar, no saben el amor que les espera, no saben lo afortunados que son, pero no puede ser menos, porque yo también he sido muy afortunada. Algo por lo que también debo estar agradecida. Y qué decir del maravilloso esposo que tengo… Si es que no puedo desear más en esta vida… no puedo desear nada más… excepto deciros… que… vayáis preparándoos, porque en unos meses tendremos a otro bebé rondando por esta casa,” ya está, ya lo he soltado… me ha costado tanto no decirlo antes. Desde que me hice la prueba ayer por la noche antes de salir del hospital he estado tentada en decírselo a Ethan, en gritarlo a los cuatro vientos, pero quería que fuera especial, quería tenerlos a todos reunidos para decirlo. Y no me he equivocado, ¡qué momento!

El silencio de pronto es casi tangible, nunca en mi vida había podido escuchar mi propio corazón… estoy conteniendo la respiración, mirando cada una de las caras que hay a mi alrededor. Hasta los niños han dejado de correr y gritar, saben que algo está pasando…

Ethan se ha quedado con la copa levantada, blanco como el papel, incapaz de moverse, y de pronto veo dos gotitas relucientes descender por sus mejillas… recuperar el color y de pronto se levanta como empujado y me abraza sin poder articular palabra.

Poco a poco todos son conscientes de lo que acabo de decir, y los abrazos, besos, sonrisas y brindis se suceden sin parar. Y así va pasando la tarde y poco a poco todos se van yendo no sin antes volvernos a felicitar.

Cuando por fin nos quedamos solos, lo primero que hacemos es ir a ver una vez más a Paul y Neil que duermen como angelitos, solo se han despertado para sus respectivos biberones y un cambio de pañal indispensable… El resto de la tarde han estado descansando.



Desde la puerta nos abrazamos y los contemplamos y ambos empezamos a llorar de felicidad.

Poco a poco Ethan me lleva hasta nuestra cama donde me abraza y nos felicita. Me dice lo increíblemente feliz que se siente. Lo afortunados que somos. Lo increíble que esto va a ser.

“Amor, por fin todos mis sueños se han vuelto realidad. Flynn dice que cuando por fin conseguí relajarme del todo, cuando ya los gemelos estaban a punto de llegar, cuando por fin hice las paces conmigo misma fue el momento para que la vida por fin arraigara en mi interior,” le susurro.

“Princesa, no sabes lo contento que estoy, sobretodo por ti, porque por fin ves tu sueño hecho realidad, porque nuestra familia va a aumentar en poco tiempo, porque he recuperado a la mujer de la que me enamoré,” y no puede seguir hablando. Me rodea con sus brazos y me atrae hacia él. Nuestras bocas se funde en una y a partir de eso momento nuestros cuerpos se confunden. Somos uno.

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Pasan los años, y nuestra gran familia sigue unida. Mis tres hijos son una piña. Paul y Neil parecen comunicarse sin hablarse, pero son súper protectores con Liah, es su pequeño tesoro... y no sé por qué, me recuerda tanto a mí, a mis hermanos…

Creo que no podría ser más feliz. Jamás podría imaginarme ser más feliz

Y mientras veo a mis tres hijos corriendo por el jardín a recibir a todos sus primos, recostada en mi tumbona preferida, creo que no hay nada que pueda desear, no hay nada en este mundo que me falte.


Y definitivamente hay familia Grey para rato…



No soy dueño de ninguno de los personajes de la trilogía de "Cincuenta Sombras".  Pertenecen a E L James. Estoy simplemente tomando prestados los personajes para entretenimiento y no por beneficio económico.  La adaptación de esta historia pertenece a Sirocco 968 y está protegida por derechos de autor. Está prohibida su venta, copia o reproducción sin consentimiento del autor.

Con agradecimiento a GP 968 por su ayuda y apoyo para escribir este blog.

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